Durante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (COP 20), realizada en Lima el último diciembre, el Ministerio de Energía
y Minas anunció que los principales objetivos del Plan Energético Nacional
2014-2025 son duplicar la producción de energías renovables hidroeléctricas
para el 2022, alcanzar el 5 por ciento de participación de las energías
renovables no convencionales para el 2018 y llegar al 100 por cien de cobertura
eléctrica nacional para el 2025 con el empleo de fuentes renovables. ¿Cuál es
el estado actual de la producción energética en el país?
“Las energías renovables tienen un fin primordial: transformar fuentes
primarias de energía en estado natural en una fuente secundaria de energía útil
que tiene como destino los diversos sectores de consumo”, precisa Urphy
Vásquez, miembro directivo y coordinadora del Área de Investigación y Proyectos
del Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables de
la PUCP (INTE-PUCP).
Entre los principales tipos de energías renovables tenemos la energía
solar, que usa paneles fotovoltaicos para recoger la radiación del Sol; energía
eólica, que proviene de la fuerza del viento; energía hidráulica, que
transforma la energía de los saltos de agua en electricidad; energía
geotérmica, que se obtiene del calor interno de la Tierra; energía mareomotriz,
que aprovecha las mareas y olas del mar; energía de la biomasa, que se forma a
partir de cualquier materia orgánica (excretas animales, residuos vegetales),
etc.
“Perú tiene un gran potencial para desarrollar energías renovables”,
afirma Vásquez. Tenemos buenas velocidades de viento (entre 8 y 10 metros por
segundo) y un promedio de energía solar de 5’5 kilovatios por hora por metro
cuadrado. Por nuestra compleja geografía, cada región podría especializarse en
una rama diferente: en el norte, la energía eólica; en el sur, la energía
solar; en la sierra, la energía solar, hidráulica y de biomasa; y en la selva,
la energía hidráulica y de biomasa.
Sin embargo, las necesidades energéticas varían según la región a
intervenir. En zonas urbanas, la energía eléctrica cubre las principales
demandas de energía (todo se enchufa, se conecta, se recarga). Sin embargo, en
zonas rurales se vive otra realidad: muchas viviendas no cuentan –ni contarán-
con energía eléctrica y su demanda se orienta principalmente a la energía
térmica para la calefacción de los hogares, la cocción de alimentos y el
consumo de agua.
Vásquez explica que, en el contexto nacional, se debe tomar a las
energías renovables no solo como fuentes de energía limpia, que contrarrestan
los efectos del cambio climático y la contaminación, sino también como herramientas
que contribuyen a resolver problemas sociales y a desarrollar mecanismos
productivos. Por ejemplo, la energía solar térmica está siendo empleada en
diferentes etapas de la producción del café, como la calefacción, el secado y
el tostado.
“A través del INTE-PUCP y del GRUPO-PUCP, la Universidad trabaja estos
temas desde hace 30 años, antes de que se hablara del cambio climático. Aquí
hemos elaborado muchísimos proyectos orientados a la energización, la mejora de
la calidad de vida y la preservación del medioambiente. Ahora estamos enfocados
a proyectos que satisfagan las necesidades productivas de poblaciones
vulnerables”, recuerda la especialista.
“En Perú somos casi totalmente dependientes de los combustibles
fósiles”, señala la coordinadora. Según la Matriz Energética del Perú,
elaborada por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) en el 2012, las fuentes
primarias de energía más empleadas para la producción de fuentes secundarias
(energía eléctrica) y para el consumo final son petróleo y líquidos de
gas natural (46 por ciento), gas natural (27 por ciento), biomasa (13 por
ciento), hidroenergía (11 por ciento) y carbón (4 por ciento).
El 42 por ciento de toda la energía producida en el país va destinada al
sector transporte, que emplea en su mayoría petróleo (91 por ciento) y gas
natural (8 por ciento). Por otro lado, el sector industrial se apoya casi en
igual medida en la energía eléctrica (36 por ciento) que en el petróleo (31 por
ciento), con un aumento en el uso del gas natural (16 por ciento) debido a la
conversión de instalaciones industriales. Finalmente, en el sector residencial
destaca el uso de biomasa (45 por ciento), principalmente de leña en zonas
rurales.
“Se han instalado los primeros parques fotovoltaicos y eólicos, así como
las primeras plantas para el tratamiento de biomasa (biodigestores). Sin
embargo, aún no se visibilizan en el matriz energética porque sus porcentajes
son muy bajos”, precisa Vásquez. El MINEM espera que, para el 2016, la
participación de la energía eólica y solar alcance el 5 por ciento.
En marzo del 2013, el presidente Humala inauguró dos plantas de energía
fotovoltaica en Moquegua y Tacna, que cuentan con una potencia de 40 megavatios
y proporcionan electricidad a 70 mil hogares de la zona. Sumadas a otras dos
plantas solares puestas en marcha el 2012 en Arequipa, Perú genera una potencia
total de 80 megavatios, lo que lo coloca como líder en la producción de este
tipo de energía en Latinoamérica.
En septiembre del 2014 se inauguró el parque eólico más grande de Perú,
compuesto por 62 aerogeneradores ubicados en la costa norte del país (La
Libertad y Piura). Estos grandes molinos transforman la energía eólica en
energía eléctrica y cuentan con una capacidad total de 114 megavatios, que
alimentan al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN).
Estas iniciativas forman parte del Programa de Recursos Energéticos
Renovables de Perú (RER), que promueve la generación de electricidad a través
de licitaciones convocadas por el Ministerio de Energía y Minas, y que permiten
que empresas privadas inviertan fuertes sumas de dinero en la construcción de
plantas, a cambio de un acuerdo de compra de energía por un periodo
determinado. A la fecha, Perú ha adjudicado 52 proyectos hidroeléctricos,
eólicos, solares, de biomasa y de biogás (23 están operativos y 29 se
encuentran en construcción), que suman más de 800 megavatios.
“Las licitaciones son el primer gran paso para poder empezar a trabajar
con energías renovables. La idea es que estos proyectos se expandan, que su uso
se generalice y que cada vez tengamos más plantas solares, eólicas o
biodigestores”, afirma la coordinadora. De momento, las únicas empresas que
cuentan con la capacidad técnica y gestora para implementarlos son empresas
privadas extranjeras. El reto, apunta Vásquez, es cómo lograr que exista una
transferencia tecnológica apropiada a las empresas nacionales que están
comenzando a abordar este tema. (Fuente :PUCP/DICYT)
fnh.vps.19.may.2015
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